Diario de Berlín

Un nuevo viaje, un nuevo país visitado. En esta ocasión descubro la capital alemana, Berlín. Quédate para descubrir la ciudad y todo sus rincones, además de los mercados navideños que visite.

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Ahora tocaba llegar a la estación central de Berlín, para ello cogí un tren desde la terminal 1 (el avión me dejo en la terminal 2 están pegadas y con una señalización muy fácil de seguir, no tendrás perdida alguna). Quizás tú no necesites llegar hasta la estación central de Berlín, dado que todo dependerá de donde se encuentre tu alojamiento. Recuerda que con el ticket del tren puedes coger el transporte público (ya sea guagua (bus), metro…) durante 2 horas después de haberlo validado en las máquinas rojas, están justo donde mismo compras el ticket o en los propios andenes o en las propias guaguas (bus).

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Una vez ya caminando por las frías calles de Berlín, tocaba visitar el primer mercado navideño. El famoso WeihnachtsZauber, que es habitual encontrarlo en la plaza de Gendarmenmarkt, pero en esta ocasión esta plaza está en obra y lo colocaron a unos minutos en la plaza Bebelplatz la entrada vale 1 euro, cosa que sinceramente no entendí dado que en los demás mercados la entrada era totalmente gratis. 

Después de hacer una cola de unos minutos tocaba entrar al maravilloso WeihnachtsZauber, después de visitar todos los puestos y el famoso punto de la quema de libros por parte de los nazis. Llegaba la hora de cenar y como no, tocaba probar el famoso wurst, que no deja de ser una salchicha con un pan estilo un perrito, pero qué rica está esa salchicha… De postre un crepe de nutella por supuesto y para seguir paseando por el mercado nada mejor que unas castañas y un buen vaso de sidra caliente con almendras y cachitos de manzana.

A la mañana siguiente me desperté con una preciosa sorpresa en forma de calles blancas y copos de nieve cayendo desde el cielo, sin duda una grata sorpresa para seguir descubriendo la ciudad de una manera totalmente diferente.

La primera parada es el edificio del Reichstag, una preciosa estampada nevada que me estaba esperando y su fabulosa cúpula. Fue la sede del Reichstag en tiempos del II Imperio alemán (1871-1918) y más tarde del parlamento de la República de Weimar (1919-1933). Desde 1994 se reúne allí cada cinco años la Asamblea Federal para elegir al presidente de Alemania y desde 1999 es el lugar de reunión del parlamento alemán.  En 1933 fue víctima de un incendio provocado cuya autoría no llegó a esclarecerse del todo. Al final de la Segunda Guerra Mundial, durante la batalla de Berlín, fue escenario de cruentos combates y resultó seriamente dañado.

A unos minutos paseando por el parque que estaba precioso con la nevada que estaba cayendo, llegue hasta la puerta de Brandeburgo, antigua puerta de entrada a Berlín, se ha convertido en uno de los principales iconos de la capital alemana y es símbolo del triunfo de la paz sobre las armas. Se trata de una enorme construcción de 26 metros de alto que, con su estilo neoclásico, recuerda a las construcciones de la Acrópolis de Atenas. Además, por la época en la que estamos, tiene un gigantesco árbol de navidad a sus pies. Un lugar que tienes que visitar tanto de día como de noche y dedicarle el tiempo necesario sin prisas. 

A unos metros más abajo se encuentra el monumento al Holocausto. Formado por 2.711 bloques de hormigón de diferentes alturas, es una joya arquitectónica construida en memoria de los judíos asesinados en Europa que recuerda uno de los episodios más oscuros de la humanidad. Un lugar en el cual mostrar respeto y pasear por sus pasillos recordando un fallo más en la humanidad. El centro de información estaba cerrado y en obras, por lo tanto, no me pude empapar de toda la información extra.

La siguiente parada es la plaza de Gendarmenmarkt, una lástima que estuviera en obras y no pudiera disfrutarla tal como se merecía, dado que para mí es una de las plazas más bonitas de todo Berlín. Con sus dos iglesias gemelas y el Konzerthaus, en la zona norte puedes encontrar la iglesia Francesa y en la zona sur la iglesia Alemana, esta última durante la segunda guerra mundial sufrió numerosos daños.

Ahora toca ir hasta la isla de los museos, uno de los conjuntos museísticos más importantes del mundo: alberga el Museo de Pérgamo, el Museo Antiguo, el Museo Nuevo, la Antigua Galería Nacional y el Museo Bode. El complejo, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

  • El Museo de Pérgamo es el museo más imponente de la Isla de los Museos y el más visitado de Berlín. Conoce por qué mientras admiras antigüedades clásicas, de Oriente Próximo y muestras de arte islám.
  • El Museo Nuevo es la joya de los cinco museos de la Isla de los Museos. Descubre su impresionante colección: el famoso busto de Nefertitie insuperables muestras de arte egipcio, prehistórico y protohistórico.
  • La Antigua Galería Nacional de Berlín un imponente edificio neoclásico inaugurado en 1876  alberga una galería de arte del siglo XIX.
  • El Museo Bode alberga una de las mayores colecciones de esculturas del mundo, el Museo de Arte Bizantino y el Gabinete Numismático.
  • El Museo Antiguo de Berlín un imponente edificio de estilo griego  situado junto a la Catedral, acoge una Colección de Antigüedades Clásicas que compone una mirada al pasado, transportándose unos 300 años atrás en la historia.

De ahí fui hasta Hackesche Hofe, un entramado de edificios, patios y callejuelas con muchísimo encanto, acompañado de un pequeño mercado con puestos de comida, ropa, artesania ect… Un conjunto de edificios con varios patios cerrados y conectados entre sí, dónde, antes de la Segunda Guerra Mundial, vivían y trabajaban principalmente familias judías. Justo al lado, sin conexión con los patios anteriores, se encuentra el museo Blindenwerkstatt Otto Weidt, un empresario que salvó a muchos judíos con discapacidad de ser deportados a campos de concentración. Pegado a este museo se encuentra el Centro de Anna Frank. Un lugar lleno de graffitis y mucha historia. Totalmente recomendable perderte por toda la zona.

Ahora tocaba dar un paseo por otro de los mercados navideños, que para mi gusto el mejor de todos los que visite en mi viaje a Berlín. El mercado navideño de Berliner Weihnachtszeit se encuentra entre el ayuntamiento rojo y la iglesia St. Marienkirche. Con una enorme noria y en el centro una pista de patinaje rodeada por numerosos puestos navideños, unos puestitos de madera con techos rojos de dos aguas y una decoración navideña, además que estaba nevando cuando llegue todo tan de película.

A unos pocos minutos de ahí se encuentra la famosa plaza Alexanderplatz, ha estado considerada el centro de Berlín desde la Edad Media, además que alberga la Torre de Televisión y el famoso Reloj Mundial y por la época de navidad un pequeño mercado navideño. El acontecimiento más importante acaecido en Alexanderplatz fueron las protestas del 4 de noviembre de 1989. Ese día, medio millón de personas se manifestaron contra el gobierno comunista. Cinco días después, el 9 de noviembre, el gobierno anunció la libertad para cruzar el Muro de Berlín.

Mi siguiente parada es la famosa plaza Potsdamer Platz, donde se encuentra otro pequeño mercado navideño. Una de las plazas más bulliciosas de Berlín en el pasado, quedó arrasada durante la Segunda Guerra Mundial y partida en dos por el Muro de Berlín. Hoy en día, la plaza completamente reformada vuelve a brillar con el esplendor anterior a la guerra, además puedes encontrar varias partes del muro de Berlín en ella. Aún se conserva el primer semáforo de toda Europa, que funcionaba manualmente.

A la mañana siguiente ya no estaba nevando, pero eso no me quitaba las ganas de seguir descubriendo la ciudad de Berlín. Mi primera parada fue la Topografía del Terror. Oculta detrás de un trozo del muro de Berlín que se mantiene prácticamente intacto, un lugar con una historia escalofriante. En 1933 el edificio neobarroco que ocupaba ese lugar se convirtió en la sede de la temida gestapo y ss, la policía secreta del estado. Los que se oponían al régimen de Hitler acababan allí, donde eran sometidos a interrogatorios y continuas torturas en los sótanos del edificio. Los textos y fotografías de la Topografía del Terror, detallan la sórdida historia del aparato de seguridad de Hitler entre los años 1933 y 1945. Importante ir con tiempo porque sin duda es un lugar donde le dedicaras bastante tiempo, lo malo que todos los textos están en alemán e inglés, pero con las fotos simplemente ya te puedes hacer una terrorífica idea de lo que sucedió. 

A unos minutos se encuentra el famoso Checkpoint Charlie, fue el punto de paso más conocido de los utilizados durante la Guerra Fría. En él se podía conseguir el visado diurno para cruzar a Berlín Este desde Berlín Oeste. Después de la construcción del Muro de Berlín, quedaron pocas fronteras a través de las cuáles los ciudadanos pudieran moverse entre las dos alemanias. Además de las personas que cruzaron la frontera con permiso, hubo muchos ciudadanos que huyeron de Berlín Este, engañando a los militares que controlaban Checkpoint Charlie. Algunos tuvieron suerte y escaparon de las formas más habilidosas pero, algunos otros, fueron interceptados y asesinados sin piedad.

Dando un paseo por el barrio turco llegue hasta el puente de Oberbaum, considerado uno de los hitos de la ciudad. Enlaza los distritos de Friedrichshain y Kreuzberg, que estuvieron separados por el Muro de Berlín, y se convirtió en un símbolo importante de la reunificación alemana. Por la parte de arriba pasa el tren y por debajo un agradable paseo entre sus columnas.

A unos minutos se encuentra East Side Gallery, un gran tramo del muro de Berlín bien conservado, con grafitis de 118 artistas que se pintaron para celebrar su caída.

El muro de Berlín. Al finalizar la II Guerra Mundial, tras la división de Alemania, Berlín también quedó dividida en cuatro sectores de ocupación: soviético, estadounidense, francés e inglés. Las malas relaciones entre los comunistas y los aliados fueron creciendo hasta llegar al punto en que surgieron dos monedas, dos ideales políticos y, finalmente, dos alemanias.

El Muro de Berlín acabó por convertirse en una pared de hormigón de entre 3,5 y 4 metros de altura, con un interior formado por cables de acero para aumentar su resistencia. En la parte superior colocaron una superficie semiesférica para que nadie pudiera agarrarse a ella. Acompañando al muro, se creó la llamada «franja de la muerte», formada por un foso, una alambrada, una carretera por la que circulaban constantemente vehículos militares, sistemas de alarma, armas automáticas, torres de vigilancia y patrullas acompañadas por perros las 24 horas del día. Tratar de escapar era similar a jugar a la ruleta rusa con el depósito cargado de balas. Aun así, fueron muchos los que lo intentaron. 

Entre 1961 y 1989 más de 5.000 personas trataron de cruzar el Muro de Berlín y más de 3.000 fueron detenidas. Alrededor de 100 personas murieron en el intento, la última de ellas el 5 de febrero de 1989. La caída del muro vino motivada por la apertura de fronteras entre Austria y Hungría en mayo de 1989, ya que cada vez más alemanes viajaban a Hungría para pedir asilo en las distintas embajadas de la República Federal Alemana. Este hecho, motivó enormes manifestaciones en Alexanderplatz que llevaron a que, el 9 de noviembre de 1989 el gobierno de la RDA afirmara que el paso hacia el oeste estaba permitido.

Ese mismo día, miles de personas se agolparon en los puntos de control para poder cruzar al otro lado y nadie pudo detenerlos, de forma que se produjo un éxodo masivo. Al día siguiente, se abrieron las primeras brechas en el muro y comenzó la cuenta atrás para el final de sus días.Una vez liberados, familias y amigos pudieron volver a verse después de 28 años de separación forzosa.

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